El Arropiero: El Mayor Asesino en Serie de España

El Arropiero: El Mayor Asesino en Serie de España
El "Arropiero", portador del cromosoma XYY, huérfano de madre, abandonado por su padre, abusado físicamente por familiares cercano, analfabeto, tartamudo, disléxico, mendigo y chapero: así era el asesino en serie con más crímenes de España, nacido en Sevilla en 1943.

En esta edición, nos adentramos en la oscura historia de Manuel Delgado Villegas, conocido como "El Arropiero", considerado el mayor asesino en serie de España. Su historia es una compleja mezcla de crímenes, trastornos mentales y una sociedad en transformación.

Los Inicios de un Asesino

Manuel Delgado Villegas nació en Andalucía en 1943 y desde joven mostró signos de un comportamiento violento y perturbador. Se movía constantemente, lo que le valió el apodo de "El Arropiero", derivado de "arropo", un término para los vendedores ambulantes. Su vida estuvo marcada por la delincuencia y la violencia desde temprana edad.

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Su madre murió mientras daba a luz y su padre les abandonó a él y a su hermana para casarse con otra mujer. Su abuela y otros familiares cercanos fueron los que se hicieron cargo pero, la situación española de posguerra más los abusos físcos a los que le sometieron algunos de estos familiares le dejaron trastornos y secuelas. Esto agrió su carácter y convirtiéndolo en un ser agresivo e introvertido.

Fue a la escuela, aunque jamás aprendió a leer ni escribir. Además, su tartamudeo continuo que le impedía comunicarse con fluidez sumado a la dislexia que padecía.

Un Rastro de Crímenes a lo Largo de Europa

El arropiero ingresó en la Legión, donde aprendió uno de sus golpes mortales que sería seña de identidad de sus asesinatos. Lo denominó "El golpe del legionario" y consistía en propinar un fuerte impacto con la mano abierta en el cuello de la víctima.

No duró mucho en el ejército y, al salir, se dedicó a viajar por España, Francia e Italia mendigando y trabajando de chapero en Barcelona. En aquel ambiente tenía éxito, y se lo debía a un problema sexual, anaspermatismo. Es decir, a la ausencia de eyaculación. Este ‘defecto’ le llevó a practicar sexo de forma continua sin alcanzar el orgasmo, algo muy valorado dentro de ese mundillo.

El Arropiero confesó haber cometido más de 40 asesinatos a lo largo de Europa, aunque solo fue condenado por uno: el asesinato de la joven italiana Luciana Torrini en 1971. Sus métodos eran brutales y sus víctimas variadas, lo que hacía difícil para la policía conectar los crímenes entre sí.

La Captura y el Encierro

La detención de ‘El Arropiero’ fue prácticamente accidental. La Brigada Criminal de El Puerto de Santa María (Cádiz) en la que trabajaba Salvador Ortega, estaba investigando el caso de una desaparición, la del joven Francisco Marín. Tras varios días sin noticias, la policía encontró su cadáver en el Guadalete. El forense concluyó en la autopsia que había muerto por asfixia. Pero uno de los policías no se lo creyó.

Localizaron a Manuel por un desliz. Mató a su propio novia, Antonia Rodríguez y le detuvieron el 18 de enero de 1971 en el Puerto de Santa María. De primeras, negó los hechos, pero luego consiguieron que confesara no solo el crimen de la Toñi sino hasta 43 más. Fue capturado en 1971 y sometido a numerosos exámenes psiquiátricos que revelaron un panorama complejo de trastornos mentales. El Arropiero simulaba ataques epilépticos para no confesar o no ser mandado a la cárcel y la mayoría de las veces que fue detenido, tanto por crímenes menores como por asesinato, acabó internado en un hospital psiquiátrico. La última vez, cuando fue detenido por los asesinatos, le hizo entrar para no volver a salir, pasando el resto de su vida hasta su muerte en 1998.

Controversias y Misterios sin Resolver

El caso del Arropiero está rodeado de controversias. Algunos cuestionan la veracidad de sus confesiones y la capacidad de la policía para investigar adecuadamente en aquellos tiempos. Muchos de los supuestos asesinatos nunca fueron confirmados, dejando un manto de misterio sobre la verdadera magnitud de sus crímenes.

Reflexión Final

El caso de El Arropiero no solo es un capítulo oscuro en la historia criminal de España, sino también un estudio sobre la psicología de un asesino y las limitaciones del sistema judicial de la época. Su historia sigue siendo objeto de análisis y debate entre criminólogos y aficionados a la historia criminal.